más festivales de verano

El día 11 de septiembre fuimos hasta Guaro, un pueblecito ubicado en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves, en Málaga donde se celebraba -hasta ayer, día 17- el XV festival de la Luna Mora.

Lo cierto es que el programa, la información de los medios y la propia página del festival lo muestran como algo espectacular y fue bonito de ver. Se centra especialmente en dar a conocer la rica herencia cultural de Al-Andalus con una serie de conciertos de música sefardí, actuaciones de flamenco y música más contemporánea. También se puede participar en una serie de talleres de danza, alfarería y mosaicos, entre otros. Además está el mercadillo o zoco, con multitud de puestecitos en los que se puede encontrar artesanía, dulces, perfumes, elementos de decoración, etc.

Desde luego lo más llamativo es la única iluminación de las calles por las que se encuentra el zoco con 20.000 velas. Lo peor, lo que no te cuentan en ningún sitio: hay tantos asistentes como velas. La llegada a Guaro nos costó dos horas de camino, por una carretera de curvas y de noche, con tanto tráfico que en los últimos diez kilómetros tardamos unos 45 minutos. Aparcar fue una verdadera odisea, puesto que la zona habilitada para ello ya estaba completa y nos redirigieron hasta el campo de fútbol del pueblo, también lleno y de allí a un descampado anexo, de muy mala manera. Un mal recuerdo para empezar la noche, la verdad. Del aparcamiento habilitado y exterior al pueblo se llegaba al festival a través de unos autocares. Nosotros evitamos esa parte pero las colas para subirse a los autocares y regresar a los coches eran interminables.

Anoche estuvimos en la I Fiesta Romana de Almodóvar del Río, un hermoso pueblo del valle del Guadalquivir, a veinte kilómetros de Córdoba. Evidentemente son dos celebraciones muy distintas, puesto que además este festival acaba de empezar este año. Ofrecía durante dos días un mercado romano donde se podían admirar y adquirir reproducciones de monedas, mosaicos, esculturas, además de artesanía, dulces y productos de la huerta. Todo muy tradicional y conseguido, la verdad. Además había pasacalles y representaciones teatrales en la plaza de la Constitución, la plaza principal del pueblo, juegos romanos e incluso visitas guiadas al puente romano. Ojalá se celebre muchos años más y podamos ver cómo crece.

Siento esta vez las fotos, que de noche siempre son bastante más complicadas y sólo son un pequeñísimo ejemplo de todo lo que pudimos ver y disfrutar.